Dirigida por J.A Bayona y con guión del escritor del libro homónimo en que se basa, Patrick Ness, Un monstruo viene a verme es una de las últimas películas del cine español que ha estado en boca de todos. Nos cuenta el drama de Connors, un chico de 12 años, con su madre enferma de cáncer, su padre separado y trasladado a Los Ángeles y con el que apenas tiene contacto, una abuela con la que mantiene una tensa relación y, para redondear el panorama, es víctima de acoso por parte de tres matones en su colegio. Alegría tras alegría, vamos. Un enorme monstruo arbóreo también entra en la ecuación, pero su papel es mejor que lo descubráis con el visionado.
Impresiones personales
Generalizar y etiquetar es una herramienta mental que poseemos los humanos para poder procesar información sin bloquearnos en el día a día, pero con el inconveniente de que podemos prejuzgar, malinterpretar y otras desgracias con bastante facilidad (nada es perfecto). Y cuando hablamos del saco «cine español«, a mí me suelen venir a la mente términos como chapuza, mal gusto, calidad bajo cero, copias no reconocidas de cine americano, torrentada, sacacuartos pre-botellón… etc. Por supuesto, esto es un prejuicio mío, pero es que a veces estos se crean a base de años de experiencias previas acumuladas mayoritariamente en una misma línea. Es justo ver las dos caras de la moneda.
Y resulta que Un monstruo viene a verme también es cine español, pero que viene a romper todo lo dicho sobre la etiqueta.
He visto una bonita y triste narración, contada con la dureza sin concesiones que emana de la propia situación (un preadolescente que sabe que su madre se muere sin remedio, y no poder hacer nada por evitarlo, buff), pero con una delicadeza, buen gusto y pulso narrativo tan medido que uno ha de quitarse el sombrero ante el resultado final. Para mí ha sido una de esas veces en las que la película te envuelve sin remedio, consiguiendo la mágica inmersión en lo que te está contando, eso precisamente que uno busca cuando va al cine, y que tan escasamente encuentra últimamente. La película cuenta con unos espectaculares efectos -que damos por hecho en el cine americano, no así tanto por estas tierras-, pero todo está puesto al servicio de la historia. Todo en su sitio y medida, como debe ser.
Connors y el monstruo
En cuanto al mensaje, también transmite un montón de cosas que me han encantado: cómo necesitamos la ficción, la imaginación, el mundo interior y el arte (Connors dibujaba todo lo que podía en cuanto estaba solo) para poder afrontar la realidad cotidiana -esa monstruosidad terrible si la analizamos-, a veces tan dura y descarnada, sin apenas apoyos, como la suya. También aparece el cine dentro del cine (Connors y su madre ven King-kong juntos en el sofá), como un guiño afectivo por todo lo que nos ha aportado y aporta a lo largo de nuestras vidas. La vida es dura, todos estamos solos, en el fondo frente a ella, nada es tan simple como pueda parecer, cada uno ha de construirse sus estrategias de afrontamiento… No sé, a mí me ha transmitido autenticidad por todos lados, un firme deseo de contar verdades esenciales que subyacen en nuestro interior.
Creo que esta película es de las que adoras o te aburren por desconexión. Será algo muy personal lo que te lleve al primer o segundo grupo. He leído alguna crítica negativa respecto a que busca la lágrima fácil con una situación (la muerte en proceso de una madre para un niño) que nos la provoca a cualquiera con un mínimo de sensibilidad. Puede ser, pero todo está llevado con tanta maestría que el que te haga llorar o no no deja de ser algo totalmente secundario y personal. La obra brilla por sí misma, y sus aspectos negativos o errores -al menos para mí-, quedan soterrados ante este ejemplar ejercicio de buen cine, tal y como yo lo entiendo.
El orfanato me pareció una soberana castaña, y Lo imposible no la he visto por falta de interés, pero a partir de este Un monstruo viene a verme, J.A Bayona se ha ganado mi admiración como cineasta, y desde ahora seguiré lo próximo que haga. Viva este cine español.
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