Blade Runner siempre ha sido una de mis películas favoritas, especiales y evocadoras por muchos motivos. Ahora, en esta época de remakes, presentes y futuros vacíos de imaginación cinematográfica, de sacar pasta de los huesos del pasado y asegurar inversiones con títulos dirigidos a nostálgicos y amantes del buen cine clásico, le ha tocado el turno a nuestra querida Blade Runner, con una continuación que no es sino remake encubierto (sí, otro más).
Treinta años después de la primera parte, un blade runner llamado K descubre, mientras realiza un trabajo, los restos de una replicante embarazada, lo que desencadena toda la trama (que nos contarán en unos morosos 163 minutos), revelando aspectos de lo visto en la añorada Blade Runner.
Opinión personal
Para sacar lo que llevo dentro tras su visionado, esta vez voy a hacer una crítica impresionista, casi de «brainstorming», y así le hago yo también mi particular homenaje deslavazado, a base de hachazos, pedazos y batiburrillo sin trama, estructura ni conceptos que merezcan mucho análisis sesudo, o no:
-Para mí Blade Runner 2049 no es, realmente, una continuación de la primera película. Es un remake encubierto, donde se sigue una estructura de escenas prácticamente idéntica a la que conformaba Blade Runner. Esto es, se busca el constante guiño, la reconstrucción de escenas (desde la inicial caza de replicante, test Voight-Kampff, el viaje en coche volador por la ciudad, escena de calle oriental-futurista, las prostitutas, combate final con Nexus 6… ¿sigo?). Y lo peor no es esto (que ya es tendencia moderna: no nos vale con el «cebo» del título y, una vez pagada la entrada, al menos contar una nueva historia, no: hay que recrear la peli inspiradora con nula gracia y deseos de aportar nuevas facetas que amplíen lo contado de forma creativa…) el nuevo cansinismo cinematográfico que te deja melancólico, cuando no directamente deprimido, con la sensación de «no damos más de sí» ¿Para cuando directores valientes que se atrevan a crear las nuevas películas de culto? Me temo que yo ya no los veré.
-Lo mejor de la película tal vez sea la fotografía, algunos escenarios -me gustó particularmente el desierto anaranjado-hotel de Deckard-, pero ni siguiera estos, con su ultra-digital supremacía le pueden toser a la elegancia formal y buen gusto de la primera parte. Basta ver algunos primeros planos, carentes de chispa, de ángulos idóneos, que podrían estar sacados de cualquier serie televisiva moderna. Comparad ambas películas, y os daréis cuenta pronto de lo que quiero decir.
Algunos momentos se salvan, como éste de polvoriento y desolado mundo futuro.
-Tengo la sensación de que antes se tenía una mayor consideración por el espectador y su inteligencia (mínima) para captar sentidos sin tener que machacar una imagen mil veces: me estoy refiriendo al puñetero caballito de madera, y a la fecha de nacimiento, repetidas ad nauseam… metes metraje innecesario, ralentizas (aún más) nos tratas de tontos… pesao, que eres un pesao :S
-Los personajes: carisma cero, te importan todos una puñetera mierda. En especial el hipster ese creador de replicantes, dándoselas de trascendente, y resultando más estomagante y aburrido que ninguna otra cosa. Meh. Da pena y profunda melancolía ver a Gaff en el asilo ese, y al bueno de Deckard encarnado en Harrison Ford: se agradece su energía, pero en todas las últimas películas que le veo me causa el mismo pensamiento: «una retirada a tiempo, un merecido descanso, es una victoria… no hace falta morir con las botas puestas, de verdad que no».
–El tema: si algo no me esperaba, era esto. Ahora resulta que el vínculo entre la primera Blade y esta es la hija replicante nacida de Rachel-Deckard, y de fondo está crear un nuevo prototipo de replicantes que puedan auto-replicarse (je) con objeto de liberarse del yugo humano y dominar más planetas (!). Bien, si en la primera parte teníamos como tema nuclear el ¿Qué es ser humano realmente?, la fragilidad y preciosidad de la vida y el tiempo que nos es dado, expresado con bella sensibilidad en fondo y forma, aquí no: los replicantes ya no tienen caducidad, y la cosa está en «haber cómo parimos y luchamos mejor contra los humanos por conquistar la galaxia». Muy futurista sí, pfff…
¿Es un hipster? ¿Es un avión? No, es un personaje gilipollas con ínfulas de trascendencia tan innecesario y fallido como la mayoría de las escenas de la película
-La música: strings de fondo que recuerdan a la insuperable hasta por él mismo banda sonora de Blade Runner de Vangelis, pero sin una sola secuencia de notas que vayamos a recordar/asociar a esta obra en sí. Acomplejada y heredera del pasado, también en esto. Elvis y Sinatra aparecen en hologramas, supongo que por enlazar en espíritu también con la pista «One more kiss, dear» de la primera parte. Por cierto, que en los últimos minutos de la película la rendición es ya total: cojo directamente fragmentos de Vangelis para una emotiva escena y, de paso, hago ya un collage con la primera parte y ejecuto sumariamente cualquier atisbo de identidad propia que este tostón pudiera tener.
En definitiva, y no me caliento más: una segunda parte que no es sino remake encubierto, aburrido, sin chispa, desmotivante en trama y cómo es contada, arrodillada ante la obra maestra que la inspira, y un claro ejemplo de lo mala que es la devoción cuando se queda en eso, y no aporta ni amplia un universo tan evocador como el que nos enamoró de Blade runner.
Melancólicamente decepcionante.
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