
Novela escrita en 1955 por Jack Finney. Ambientada en Santa Mira, un pueblo de California, nos pone en la piel del doctor Miles, que se enfrenta a lo que parece ser un extraño trastorno mental en sus pacientes y conocidos, que produce un extrañamiento, la percepción de que ciertas personas actúan, hablan como siempre… pero ya no son ellas mismas, trocándose en una suerte de impostores, que intentan enmascarar su frialdad y total falta de emociones.
Poco a poco, el doctor, acompañado de una amiga íntima, descubrirá que algo extraño está pasando en el pueblo, y que las evidencias no apuntan a un trastorno psicológico colectivo, sino a algo mucho más extraordinario y peligroso para toda la especie humana…
El libro, aunque con cierto ritmo pausado al principio y bastantes estereotipos de la época, consigue crear una creciente sensación de paranoia y persecución, de amenaza difícilmente salvable, esa ambientación tan cara a los géneros de terror y ciencia ficción, de las que resulta buena mezcla. También se hacen algunas reflexiones interesantes sobre formas de vida extraterrestre y el marco general de nuestro universo; y en su conjunto, resulta una lectura atractiva y con una tensión interna que te hace querer avanzar rápido hasta su desenlace.
Al parecer, el libro tuvo su polémica, pues no han faltado voces que lo acusan de ser una poco velada crítica al comunismo -escrito en la época de la caza de brujas macartista-, como peligro para la humanidad, al querer hacernos a todos iguales y sin emociones, en contraposición a la libertad individual y emocional de las personas en otros regímenes, como el actual. Desde luego, se puede ver así; pero creo que, más allá de esta lectura en clave política, es un buen libro de suspense-terror y ciencia ficción, con ideas y situaciones de lo más inquietantes, como el escenario por el que discurre toda la obra, y que creo es lo que lo ha llevado a gozar de su condición de clásico del género.
Tal es la fuerza de la trama que plantea, que se ha llevado a la gran pantalla en múltiples versiones cinematográficas en las últimas décadas: «La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956)«, «La invasión de los ultracuerpos (Philip Kaufman, 1978)«, «Secuestradores de cuerpos (Abel Ferrara, 1993)«, «Invasión (Oliver Hirschbiegel, 2007)«, de las que os puedo recomendar sin reservas las dos primeras -que son las que he visto-, porque las dos más modernas no me dan buena espina a priori sobre su calidad.
En definitiva, un más que recomendable clásico si te gustan las buenas novelas de tensión con fondo ¿sobrenatural?
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