«Lotería solar» es la primera novela de Philip K. Dick, publicada en 1955. Nos plantea una sociedad basada en la teoría de juegos, donde cualquier ciudadano puede ser elegido mediante el puro azar (mediante un sistema denominado «La botella» -imagino que basándose en esa forma de elegir a suertes girando una botella y eligiendo a quien apunta su boca-) como el Gran Presentador, que lo dirigirá todo. Al mismo tiempo, es legal que una comisión elija inmediatamente a aspirantes a asesinos (pues pueden ser continuos) del Gran Presentador para intentar derrocarlo. Éste se defiende mediante unas brigadas de telépatas, montando estrategias para intentar sobrevivir, físicamente y en este cargo de poder.
Con este trasfondo, una serie de personajes (no demasiado profundos, pero con suficiente entidad para no resultar del todo planos) se faccionarán a favor de Reese Verrick -el Gran Presentador saliente-, y del nuevo, Leon Cartwright, un seguidor de una ¿secta? que tiene por iluminado profeta a John Preston (los Prestonitas), buscadores del mítico Planeta X / El Disco de Fuego, más allá de los confines del Sistema Solar conocido por el hombre, en una acelerada trama que no dará respiro.
Impresiones finales
Ya he dicho innumerables veces que me encanta Dick como escritor en su conjunto, sus ideas, su voz propia, por lo filosófico y delirante que resulta a un tiempo. Raro es el libro suyo que no me haya gustado por algo (el ensalzado «El hombre en el castillo«, es el peor de todos para mí, curiosamente), y este «Lotería solar«, tampoco ha sido una excepción.
De él destacaría lo rápido que sucede todo, tanto, que creo que incluso se pasa: las situaciones, vueltas de tuerca se suceden a un ritmo pasmoso, casí de un párrafo a otro; creo que un poco más de reposo, de recrearse en algunos pasajes no hubiese venido mal. Por otro lado, te la lees del tirón: tiene mucha acción, mantiene la tensión de esa situación de protegerse contra un asesino y los que lo apoyan que, sí o sí, van a llegar, teniendo que elaborar estrategias de defensa; resulta como el desarrollo de una partida de ajedrez letal. Son algo más de 200 páginas que vuelan solas entre las manos.
Por otro lado, está lejos de la profundidad filosófica o reflexión a la que invitan mejor otras de sus obras, pero siendo su primera novela, las bases de sus temáticas ya se pueden ver ahí: androides sintéticos, la mente en relación a esa tecnología, la visión subjetiva de la realidad y su naturaleza, la paranoia y el engaño entre personas… asuntos que Dick recrearía de forma magistral durante toda su carrera literaria, y que lo siguen haciendo siempre recomendable y universal.
En resumen, un libro ligero, entretenido y de rápida lectura, que creo necesario leer si eres fan de Philip K. Dick, o que te puede venir perfecto como introducción a la obra de uno de los más interesantes escritores de ciencia ficción de todos los tiempos si aún eres de los que no le conocen.
Deja una respuesta