Me lo venía oliendo desde la tercera novela de la saga, y al final pasó: Se rompió el chicle.
Este es el quinto libro de la saga de «La vieja guardia: («La vieja guardia«, «Las brigadas fantasma«, «La colonia perdida«, «La historia de Zoë«, «La humanidad dividida» y «El final de todas las cosas«), siendo como la primera parte del «volumen final» que concluye con ese perogrullante «El final de todas las cosas», que así a priori me suena un poco a «¡por fin acabé con esto de una puñetera vez!».
Y digo que se rompió el chicle, porque Scalzi lo lleva estirando desde «La historia de Zoë», y al final para mí en éste ha pegado un buen golpe contra el fondo del interés despertado: cuasi nulo. Veamos por qué:
El título viene a cuento porque la humanidad habitante de la Tierra, descubre que la Unión Colonial les ha tenido a oscuras sobre todo lo que ocurre en el universo, lo último en ciencia humana y, además, poco menos que la ha utilizado como criadero de soldados y colonos. Y todo deriva en esta «división» entre la Tierra y la UC, con la primera valorando la posibilidad de unirse a El Cónclave (alianza de civilizaciones -muy Zapatero me ha quedado esto- alienígenas a lo OTAN, donde meterte con una es meterte con todas) que está a malas con la UC desde siempre.
En este tenso escenario, parece que una misteriosa organización está conspirando para que este conflicto estalle en guerra épica, con todo tipo de malévolas trampas manipuladoras para conseguirlo.
Los protagonistas, entre ellos algún personaje de las anteriores novelas, como el soldado Harry Wilson, o Hart Smidt, son sobre todo diplomáticos y políticos que harán un contrajuego para evitar ese amargo fin para la humanidad, jugando sus mejores bazas.
A la novela no le faltan sus buenas escenas de acción, pero el peso está en ese juego político y diplomático. Y ahí es donde a mí me ha dado la pájara: interminables diálogos, con cierta Scalzi-chispa como siempre, sí, pero insuficientes para mantenerme atento… si hay algo que ODIE en la vida es el politiqueo (¿por qué será, verdad?) y el parloteo interminable en los libros sin un fin claro. Y aquí tienes toneladas de páginas de esto.
Lo cierto es que Scalzi sigue siendo fácil de leer, aunque apenas te esté contando nada. De hecho, yo lo he leído en modo full piloto automático, y cuando me quise dar cuenta me caí por el final del libro y me desperté con un «¿eh? ¿Qué ha pasado?».
Bueno, como soy maño y un cabezón de la leche, voy a ponerle un poco de cinta americana al chicle para llegar hasta ese (oh!) «El final de todas las cosas» que, por malo que sea, casi seguro estoy que no puede ser peor que éste. Scalzi: 0 – Desinterés: 5
A ver cómo acabamos.
«LA HUMANIDAD DIVIDIDA en AMAZON»
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